Carniceria Olegario a a novela
La cabeza de familia, tuvo muy buen gusto y paladar para ir al Restaurante La Visteta. Este es muy conocido por toda la gente de la cercanía , por el buen servicio, por la exquisita comida y por el económico que resulta ser. Muy cerca se puede visitar la Nevera de Barx que data del siglo XVIII, construida por los monjes del monasterio de *Simat para acumular el hielo de los inviernos helados y comercializarlos al mes de mayo. Tiene sin duda, una de las entradas más espectaculares con una prolongación de casi 30 metros, donde muchos comerciantes lo transitaban para llegar a la vuelta de unos 15 metros de diámetro.
De llegada al pueblo de Barx, un pino a la parte izquierda, nos conduciría a la entrada del restaurante La Visteta. Una buena zona de aparcamiento con una jardinería cuidada y una piscina chillout, nos reciben. Al subir unas escalinatas nos adentramos al restaurante, donde a la parte derecha de la entrada se encuentra la vitrina con todos sus merecidos premios culinarios, y en la parte izquierda la barra. La cocina , encabezada por Bea y sus ayudantes, y unos salones de lujo, muy grandes, ambientados y con unas vistas de toda la montaña. Una música de fondo, hacía el aposento más plácido y relajada. Un camarero muy bien vestido y educado, se acercó a la mesa y dijo.
−Buenas noches. ¿Tenéis pensado el que queréis para cenar o queréis que os recomiendo?
Antes de que abrieron boca, se acercó Leo a la mesa, que junto a su mujer Bea, regentan La Visteta, después de jubilarse sus padres. Ya los conocía, porque eran clientes habituales.
−Atiende a la mesa cinco, que yo me hago cargo de esta familia tan bien avenida−dijo Leo a su camarero−.
−Y siempre tan atento este Leo! −indicó Benet.
−Bien, yo os recomiendo para empezar unas pelotitas de cocido, que hemos hecho este mediodía para comer, y que quitan el sentido, con un poco de caldo bien calentito. Unos figatells que nos prepara en la Carnicería Olegario.
−Buena carnicería a Simat y los mejores figatells tradicionales y caseros que he probado en toda la ¨contornà¨. Ni en Pego, ni en Oliva, ni en Vall de Ebo−dijo la tía Maria.
−Bien, un poquito de ¨esgarraet¨ y unas albóndigas de bacalao. Estos entrantes los regaremos con una cerveza artesanal de Xàtiva, ¨La Socarrada¨, que tiene un sabor a romero y miel, y que triunfa a los cinco continentes.
−Que hambre Leo, ve sacando, ve−dijo el amigo resoplando.
−Y para rematar, una bandeja de embutido a la brasa, del terreno, con un vino tinto de Bodegas Vegamar. Y de postre, mi mujer Bea ha preparado un pastel con las mandarinas que nos ha traído el ti Pepe Vercher de vuestro pueblo.
−Sí señor, comerciante y buena gente. Además, su mujer Maria y mi Maria van a pasear todos el días por el camino del río Vaca.
Salvo ellos, estaban dos familias y una pareja de novios. Después, entró más gente, llenando todas las mesas. Esa noche actuaba una joven prometida de Xàtiva, una voz privilegiada, Lucia Molina, y su padre, Emilio Molina, para interpretar el repertorio del alcoyano Camilo Sesto y construir una velada mágica e inolvidable.