#Misteris a la Valldigna: Mahou

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Mahou a la novela a las pàgs

—Joan! Qué te parece si vamos de acampada a la montaña? En este pueblo superamos los cuarenta grados y no hay alma que lo pueda aguantar, el sol pega de lo lindo, ¨collò¨—dijo el amigo de repente cuando habían dejado por unos segundos de hablar sobre las especies que están en peligro de extinción, mientras se bebían una buena cerveza Mahou 5 estrellas.

— Es una idea genial y colosal—dijo Joan levantando  las cejas y sacudiendo la cabeza, a la vez que balanceaba el cuerpo hacia adelante—. Bien es verdad que empezaba a abrumarme de esta monotonía que nos rodea y que parece acabar con nosotros. Más vale que nos arreglamos las mochilas, la tienda de campaña que lo cogeré yo, y la comida necesaria para disfrutar al aire libre  unos cuántos días.

Estaba cansado de estar en la ciudad, y ni tanto sólo habían transcurrido dos horas. La próxima dirección, era a la Avenida Peris y Valero 125, una edificación antigua de tres plantas, una fachada barroca y de techos altos con vigas de madera. Para llegar allí, tuvo que andar por la Calle Castelló y atravesar la Gran Vía. El Mercado de Ruzafa le vendía de camino, donde entró para respirar a huerta, en tierra, a olores que necesitaba para dejar atrás los fuertes olores del tránsito, de gasolina y aceites quemados. Un mercado con mucha historia, con gente trabajadora y muy acogedora. Un mercado muy colorado a sus exteriores y con mucha alegría a su interior. En el interior y a la barra del Bar el Mercado, restó unos minutos mientras disfrutaba de una Mahou especial. Ricardo, detrás de la barra, le metió una buena tapa de tortilla de patatas.

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