Desde los 6 o 7 años ya vemos a los niños jugar a las bolitas, también denominado «jugar a las canicas». Las bolitas suelen ser esferas de vidrio, antiguamente de arcilla cocida o inclúso de piedra, de un centímetro a centímetro y medio de diámetro.

El objeto del juego es tocar dos veces la bolita de otro compañero y volver a casa también llamada «gua».

«Gua» solo ser un agujero en la tierra (al estilo de los del golfo), pero cómo esto es cada vez más difícil nos conformaremos que sea un agujero en la acera o el patio, o un círculo trazado en el suelo.

Para empezar el juego todos los participantes lanzarán sus bolitas desde la misma distancia y el que consiga introducirla en «gua», empieza a echar su bolita contra las otras, que previamente las habrán lanzado desde el «gua» con objeto de alejarse el máximo.

La forma de lanzar la bolita es la misma en todos los casos, se pone la mano como si estuvimos marcando un palmo, desde donde está nuestra bolita y con el meñique apuntando hacia el objetivo, después la giramos sobre el meñique y esa mano se queda quieta aquí. A continuación ponemos la otra mano a la altura de la muñeca sobre el pulgar de la mano con que hemos marcado el palmo y lanzamos la bolita que sujetamos entre el pulgar y otro dedo, no estando permitido el ayudarnos arrastrando la mano o acompañante el lanzamiento con otros movimientos.

Cuando le damos a la bolita contraria «xives», tenemos que tocarla otra vez y desplazarla basta porque quepa el pie del lanzador (al largo) «pie bueno», y una vez conseguido esto la lanzaremos a «gua», y si conseguimos que entre en gua, la bolita del contrario será la nuestra. Y se vuelve a empezar el juego.