Frutas Vercher a la novela a las pàgs
Hacía una hora atrás que estaban sentados alrededor de la mesa, cuando habían restado con una llamada para tomarse el primer café del día. Joan-joven de diecinueve años, moreno, media cabellera, frente reluciente y arrugada cuando se enoja, cejas pronunciadas, gruesas, ojos brillantes , marrones claros, nariz chata, labios voluptuosos, encima de los cuales descansa una peca que le mujer un aire más atractivo. Un mentón que le da forma a una cara ni alargada ni redonda, y un cuerpo esbelto, deportivo y sano, con un poco de grasa que encubre la demasiada muscular— estaba sentado frente a la televisión. Vestía de forma sencilla, cómoda y un chico cómodo: una camiseta blanca con un grabado publicitario de una empresa dedicada al comercio de los cítricos a los hombros, Frutas Vercher, unas bermudas estampadas de colores vivos y figuras abstractas, y unas sandalias marrones con pasador de correa.
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