Vaello Campos a la novela en la pàg

Todos los años preparaba la misma comida en ese día tan especial por su hombre. El Arroz de la Valldigna, una paella  exquisita, muy sabrosa con sus judías, garrofón, tabella y pimiento rojo, conejo y pollo del corral, así como las pelotitas de magro picado y amassadas con la sangre del conejo, con ¨pinyonets¨ del Pi redo, y el ingrediente que suelen meter todas las madres para dar un gusto especial en las comidas.

Probaron la primera cucharada, una vez, cada cual a su lugar. El hombre comía de la sartén, que le regaló el suyo querido amigo Vicent, propietario de Vaello La Valenciana de Ontinyent, y la madre y el hijo, del plato.

−Qué bueno te ha salido la comida, Maria.

−Buena no , buenísima−dijo el amigo corrigiéndolo.

−¿Que no lo hago todo bueno?

−Ya lo creo−dijo lo  suyo  hombre  con la  boca  media llena−. Esta noche, os invito a cenar al Restaurante La Visteta en Barx.

−¿Lo dices de verdad, padre?

−Sí, hijo. Estoy muy contento y además, que… ¿no puedo o qué?

−Yo por mí, encantado−dijo su mujer.

 

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