Antiguamente se cocinaba mucho en cazuelas de barro, pues bien, con el uso y el tiempo se deterioraban, pero no se echaban sino que se guardaban para un juego para los niños y niñas.
Estas cazuelas se llenaban con caramelos y otras golosinas con un poco de harina o serrín o con confeti, y inclúso algunas veces traían agua, después se tapan con un papel o tela ligados a su boca porque su contenido no caiga. Hoy en día se llenen con los más varios juguetes que caben en ellas.
A continuación se cuelgan con una cuerda con la qué podemos subirlas o bajarlas porque los niños con un bastón en la mano y con los ojos tapados (pegando al aire mientras los espectadores llaman orientándolos «más arriba, más debajo, a tu izquierda, a raíz de suelo», etc.), las rompen a golpes cayendo su contenido al suelo siendo, antiguamente aquello que ha caído era el trofeo para el que ha roto la cazuela.
Desde ya hace muchos años el más normal es que el contenido de las cazuelas sea recogido por todos los niños y niñas que están viendo el juego.